"Y llamad a Demódoco, el divino aedo, a quien los númenes otorgaron gran maestría en el canto..." (Odisea VIII)
Cuando el mundo se vuelva invisible
Y caigas por la pendiente
Y no haya ni un puerto
En el temblor de cada gota de la tormenta.
Todo puede ser ahí
Y habrá un barco para uno más.
Si son todas las estrellas en tu cintura
¿Nunca brindaste en la caída?
¿Nunca pisaste con tus labios
El aliento de tus piernas lisas?
Y esta no es solo una canción
Para un marinero en la tormenta
Y no habrá turistas,
No habrá escaleras
En este barco sobre el volcán.
Marinero de montaña cerrá mis ojos
Al final del verano, hermano,
Pisá sobre mi mente,
Pisás sobre mi mente cuando el mundo resbaló.
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