Seguidores

domingo, 31 de octubre de 2021

Canción de Alcides, el que no duerme

 

Cuando la luna sube las mareas

Impulsa los árboles al cielo

Empuja el latido de la semilla

Es la fuerza que lleva

Mi sangre a este poema

 

La luna gira hasta lo rojo

Pero la tierra gira en falso siempre

Esa fuerza que se pega en mis venas

En los labios borra bordó

 

Y nosotros sabemos cuando llega la noche

 

Por quién rompió el vaso

Quien rompió el vaso

(Es el flujo de la luna en tus venas)

 

Y ya sabés cuando llega el día también





Gervasio, murguero oriental, canta

 


Cada vez que septiembre vuelve verde

El viento levanta el polvo y las semillas

Que nos germinan en los ojos

Y caminamos buscando un lugar par fumar.

La belleza ya no será de las mismas mujeres

Pasaremos por los lugares que ya no están,

Los amigos imposibles de ver

Y los que eran nuestros héroes

Se habrán embrutecido por las costumbres

Pero los peores de todos

Son los que piensan que esto es una ley.

Canción de Caniggia, el privado

 

A seis metros de la tierra

Por el pasillo camina el guardia

Mira el horizonte antes de llegar a su torre

Justo cuando el sol está por salir.

Desde que abandonó su casa

Sabe que ahora es el hijo de la necesidad.

 

Antes de llegar a la torre

Y prender la radio, el cigarro,

Ve que la escarcha es el papel de los pasos

Seis metros abajo.

Un sol perezoso brilla en la yema de las púas

El viento viene por las hojas

Con la ferocidad de la risa

De esta canción carcelaria,

Del paciente taller de las facas,

Las ventanas,

Los techos

Y los arcos.

jueves, 28 de octubre de 2021

Rodo, el Sopa canta

 

Y  las palabras se juntan

Por el viento en la puerta

Y entran en tu casa

Como huellas

Como amigos potros que golpean

La llanura de los barrios

O será tu corazón

Que entre golpe y golpe

Piensa en la emoción que deja cada día

Es cada aro de agua que se abre

Por el golpe de las gotas de esta lluvia

Si cada cosa dirías buena o mala

Que vivimos es de ayer o de mañana

Este poema no

Tendría ningún sentido amigo

domingo, 17 de octubre de 2021

Murmuyo, el ominoso


Sentados junto al río mientras pensamos en nuestra suerte,
Los perros pasan y ladran "se viene el final",
Las nubes que se arrastran despacio pero seguras
Dicen que se viene el final,
Las ruedas de las motos y de los autos
Aseguran que se viene el final,
Mientras el viento mueve los dedos de las hojas,
mientras el río gasta las piedras,
Y los caminantes se alejan cuando suben y bajan la sierra,
Y cierran el tiempo que alguna vez nos encontró,
Y hasta el río, obvio, nos dice se viene el final.
Contás el tiempo con cada lágrima que golpéa la tierra.
Los pibes en las cajas de las camionetas 
Se ríen y saludan y nos gritan se viene el final.
Las cotorras con su grito verde,
Las antenas del cerro trasmiten el final, 
En el gol sobre la hora del picado,
El inspector de tránsito, 
La farmacia cuando baja la persiana,
El último kiosco abierto apaga la luz.


Escrito por El Fisu Warner


 Los cosos de la fiesta

Subieron la música a fondo

Tomaron el vodka de la noche

Y masticaron el vidrio

Bajaron la luna 

Y la rayaron en un plato

Salieron a la calle y el sol

Les quemó los ojos y la piel

Tomaron el resto de la luna 

Y en carne viva

Tomaron el cielo

Apagaron el sol

con sus gallos

Antes quemaron el patrullero

En carne viva van

Peinaron los restos de la luna

Y el rescoldo del sol los fundió.

sábado, 16 de octubre de 2021

Canta Robert, marino ochocuarenta

 "Y llamad a Demódoco, el divino aedo, a quien los númenes otorgaron gran maestría en el canto..." (Odisea VIII)


Cuando el mundo se vuelva invisible

Y caigas por la pendiente

Y no haya ni un puerto

En el temblor de cada gota de la tormenta.


Todo puede ser ahí

Y habrá un barco para uno más.


Si son todas las estrellas en tu cintura

¿Nunca brindaste en la caída?

¿Nunca pisaste con tus labios 

El aliento de tus piernas lisas?


Y esta no es solo una canción

Para un marinero en la tormenta

Y no habrá turistas, 

No habrá escaleras

En este barco sobre el volcán.


Marinero de montaña cerrá mis ojos

Al final del verano, hermano,

Pisá sobre mi mente,

Pisás sobre mi mente cuando el mundo resbaló.


Por Wilbur, caminante lunar

 

Como las espinas 

que cruzan la carne del hocico

La fuerza que impulsa a caminar

A los muchachos por pasillos y pantanos

La helada sin un árbol


El mar que llena las narices

La plaga que pudre la raíz


Y es la última botella de vino...


Los labios enfrentados por el beso

La vena liberada por el trazo del cuchillo

Es el amor que quema 

A los muchachos al abrirse


El mar que llena las narices

La plaga que pudre la raíz


Y es la última botella de vino...



Tango de El Poeta Mudo


Cuando los poetas pierden

Dicen que una tormenta imperceptible 

Deja relámpagos oscuros sobre las paredes

Y aseguran que la belleza es más breve

Que el trazo apurado de una chispa...


Por qué no saben que el amor

Les dura todavía menos.


Pero cuando pienso en vos 

Como en algo imposible

Me quedo sin palabras para decir



Que este mundo nos marcó

Con el tatuaje de los esclavos

Que huyen en calma con el pulso enloquecido


Y se dan vuelta apenas para mirar

Por última vez el paisaje que se aleja.

Y se dan vuelta apenas para mirar

Por última vez el paisaje que se aleja.


jueves, 14 de octubre de 2021

El Latinlover, canta.


Hay una música que no deja de sonar,
Que da vueltas en mi mente con la radio apagada,
Hay una música que tiene una letra que no me acuerdo,
Y la canto hasta que vuelve el sol y la noche,
Hay una letra que escucho y habla de vos,
Y la canto hasta que se acabe la rima.
Hay una letra sin música sin palabras
Y la canto hasta que mi garganta no puede más.
Y hay un poema que se vuelve un fantasma,
Y hace que camine desnudo por la casa
Y hay un poema que te mira y te besa
Y lo decís en sueños
Hasta que te despiertes.


Tatú, el Kaiser. Dijo.


Escuchá una cosa hermano 
Cuando amanezca sentá a tu alma enfrente tuyo,
Y escuchá:
Un sol no es igual a un mi.
La cadena de la sombra se va.
Las flores de fuego no son petardos,
Escuchalo bien,
Vaginas de luz frente a vos,
Flores de sangre al lado tuyo,
Un re no es igual a un si,
Tu alma te habla despacio como sale el sol,
Así de bajo,
Escuchá las flores de fuego,
El grito de los gatos no es igual al de los amantes,
La gente cierra las cortinas porque les molesta el sol,
Y el sol no es igual a un si,
Los sueños bajan como lava,
La gente le tira piedras a los gatos,
Y siguen durmiendo,
Sentá a tu alma al lado tuyo,
Preguntale en qué barrio 
escuchó estas flores de fuego.

miércoles, 13 de octubre de 2021

Escrito por El Fantasma, albañil

«Y llegó el alma del Tebano Tiresias —en la mano su cetro de oro—, y me reconoció, y dijo: «"Hijo de Laertes, de linaje divino, Odiseo rico en ardides, ¿por qué has venido, desgraciado, abandonando la luz de Helios, para ver a los muertos y este lugar carente de goces? Apártate de la fosa y retira tu aguda espada para que beba de la sangre y te diga la verdad." (Odisea, XI)




Se viene el viento antes de la tormenta, 
Los pájaros pasan como piedras
Saben que ya no pueden elevar,
Mientras llegan los paracaidistas congelados.
Un breve instante de pánico
Para la gente que camina por la calle.
Escucho el rugido del cielo,
y no solo se quebró por la luz de los relámpagos.
Quien dice "nada" en tierra seca, no llega a la orilla.
Quien dice "nada" en tierra seca, se llena de algas la boca.
Habrá que cruzar por el lado ciego de la melancolía,
Y aguantar la sed verdadera,
Habrá que tirar napalm en el alma,
Y aguantar el cuerpo quemado
Durante meses en un tacho de aceite,
No hay vuelta, ni techito para no mojarse,
Y mis ojos polares, mis ojos de granizo.
Ya se escuchan los motores de los bombarderos.





martes, 12 de octubre de 2021

Presentación del Poeta Mudo

Enfrente está la que era la casa del gordo Jose, en la otra esquina, los monoblocks de cuatro pisos y en la otra, el paredón de la escuela con el portón de chapa grafiteado. Los guachitos por un peso se subían por las ramas y te bajaban un par de paltas, a veces venía temprano un chabón con una caña larga que en la punta tenía una horca de alambre, llenaba una mochila y se iba en su bici a venderlas en el paso a nivel de la estación, cuando tenía paciencia, si no por dos mangos al verdulero de al lado del supermercado, revendida luego a precio gourmet a la clientela. 

Los muchachos rotaban según la época del año o la hora del día buscaban el sol o el fresco de cada vereda. A la siesta el árbol da sombra pero a la noche más. Rotaban como por sus manos giraban los puchos, la birra o la caja. Giraban como una rosa de los vientos o como el cuchillo imantado de la brújula, siempre con el perrerío a los pies, su risa de voz, la oreja de cumbia. Dicen que la palta tiene propiedades curativas. El árbol sigue ahí desde aquellos años. Dicen que la altura, la gravedad, el peso de la fruta con la posición indicada del cerebro puede curar el mal de amor, a los alunados, a los privados y a los curdas.

Acá van un par desde la altura. No se empachen.